La peña fue traslada hace más de 50 años a este lugar desde el borde de un camino, dos kilómetros al sur del pueblo. Ninguna de las personas que se encontraban en el bar, incluido sus propietarios, se habían apercibido de que sobre el canto en cuestión existían numerosos petroglifos: tres cruces, la fecha 1744 repetida tres veces, dos enormes letras «BA», y una cazoleta cónica situada en el lugar donde correspondería tener el ano el supuesto animal que, por cierto, ofrece un curioso parecido a los verracos (toros o cerdos) prerromanos vettónes. Pero allí están y seguro que tienen una explicación, la cual solo en parte, intento ofrecer recurriendo a hechos históricos y a suposiciones personales más o menos basadas en ellos.